¿Es Extraño el Shiatsu?

Un masaje de bienestar que no se parece a los demás, un marco teórico proveniente de una civilización lejana, sensaciones y efectos a veces difíciles de medir… El Shiatsu escapa a las explicaciones básicas, hasta el punto de parecer extraño a quienes nunca lo han experimentado, ya sea como receptores o como dadores.

Hace once años que comencé a estudiar Shiatsu, pronto siete que soy practicante certificado, y cuatro que ejerzo de forma permanente… y, sin embargo, todavía me siento a veces avergonzado cuando me preguntan por mi actividad. Varias razones explican esta dificultad para presentar el Shiatsu de forma sencilla.

Un Masaje Singular

«Masaje» es una palabra ineludible para describir un tratamiento de Shiatsu a quien ignora de qué se trata. Pero el término evoca imaginarios diversos, a menudo alejados de nuestra realidad: el de un entorno muy medicalizado con camilla de masaje, o, por el contrario, el de contactos sensuales, ¡incluso sexuales!

Es necesario precisar entonces que «masajear», durante una sesión de Shiatsu, consiste en:

  • palpar de forma atenta ciertas zonas del cuerpo: músculos y abdomen
  • ejercer presiones según un esquema definido
  • movilizar las articulaciones.

Entre las particularidades de este masaje, destacamos también:

  • la ausencia de contacto con la piel: la persona permanece vestida
  • la práctica sobre un futón en el suelo, lo cual no es una regla absoluta, pero que yo personalmente utilizo con mayor frecuencia
  • la relación con las artes marciales japonesas, que confiere un cierto ritmo y una determinada dinámica al tratamiento.

La Medicina Tradicional China (MTC) como Telón de Fondo

Para explicar la elección de los puntos de presión, es conveniente hacer referencia a la acupuntura, ya muy conocida hoy en día. Pero localizar puntos (tsubos) y los meridianos que los conectan no es suficiente para explicar la eficacia del Shiatsu. Este conjunto se inscribe en una teoría de la salud humana, llamada Medicina Tradicional China (MTC). Ivan Bel, el autor de L’Esprit du Shiatsu, subrayó en un podcast reciente (en Francés) la importancia de la MTC para la práctica, y también señaló hasta qué punto este sistema, coherente y complejo, no se asimila fácilmente. Como occidentales, debemos primero digerir las numerosas referencias culturales y religiosas que impregnan esta medicina, y luego explorar sus entresijos funcionales. No pretendo tener mucha experiencia en este campo, pero las técnicas de tratamiento transmitidas por mis profesores de Shiatsu, y principalmente por Jérôme Voisin de la Académie angevine de Shiatsu, se apoyan en esta base teórica fundamental, a la que me veo llevado a referirme.

Admitir lo Invisible

La última noción que evoco para explicar mi práctica es el «Qi», traducido la mayoría de las veces como energía. En el corazón de la MTC, el «Qi» nos introduce en la dimensión misteriosa del Shiatsu, aquella que escapa a la observación externa y no se cuantifica. De joven, sin duda habría sido incapaz de afrontar tal situación. A los 55 años, admito más fácilmente una parte de lo invisible. Ya no busco entenderlo todo ni controlarlo todo. Practicar, o recibir, un tratamiento de Shiatsu no es magia, pero escapa en parte a la explicación racional. ¿Es extraño? Sí, sin duda, ¡y no importa! Lo que cuenta es que la experiencia sea honesta y beneficiosa para la persona que la recibe. No prometerle la luna, sino acompañarla hacia otra forma de habitar su cuerpo.

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